Lydia Martín Barahona fue la ganadora del I CONCURSO LITERARIO CONTRA LA VIOLENCIA DE GÉNERO, celebrado la pasada semana en el IES Tierras de Abadengo.
El bonito poema con el que participó esta brillante alumna de 2º curso de ESO resultó ser la obra seleccionada por el jurado para alzarse con el primer y único premio de 30€ en material escolar.
La asistencia de público escolar no fue tan nutrida como hubiésemos deseado, pero esta actividad coincidía con el inicio del campeonato escolar de fútbol-sala, por lo que los asistentes se dividieron entre ambos acontecimientos.
Publicamos aquí el poema de Lydia para que todos podáis disfrutarlo y aprovechamos esta ocasión para darle la enhorabuena y hacer un reconocimiento público de su trabajo.
LÁGRIMAS QUE ACABAN | ||
Ella ríe, él también,
pero lo que no saben
es que las cosas no irán bien.
Ellos discuten, ya no va bién.
La mano golpea,
se vierten las lágrimas
y son más de cien.
Ella aguanta,
ella lo quiere,
pero algo le dice
que éste la hiere.
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Lágrimas de sangre,
lágrimas de ira,
en un pequeño charco,
ahora ya sin vida.
Todos lo sienten,
nadie reacciona,
es un caso más
que quedará en la memoria.
Lydia Martín Barahona. |
Lydia y Patxi, en la entrega de premios.
No podemos dejar de agradecer a todos los participantes su trabajo y de reconocer los excelentes frutos de su esfuerzo. Los iremos publicando en esta bitácora en sucesivas ocasiones.
Asimismo, queremos agradecer a los alumnos y alumnas del CEIP Liminares su presencia en esta actividad.
Alumnos y alumnas del CEIP Liminares
ignifugacion de naves industriales
Poco antes de la medianoche, se desató un incendio en una vivienda de la calle Blanca de Navarra, en Tudela. Todo empezó por un descuido en la cocina, pero por suerte, la dueña tenía un extintor a mano y logró apagar las llamas antes de que llegaran los bomberos. Nadie resultó herido, aunque el susto fue grande. Una vez más, tener lo básico puede marcar la diferencia.
La causa del fuego fue clara desde el principio: una freidora provocó un incendio en una vivienda mientras se cocinaba. Este tipo de aparatos, si no se usan con cuidado, pueden ser un peligro real. Basta con dejarla un rato encendida y todo se complica. Cocinar con atención es clave, pero también tener herramientas para reaccionar rápido.
Lo que evitó una tragedia fue que la dueña tenía uno de esos extintores que muchos no se molestan en comprar. No es algo caro ni difícil de conseguir, pero la mayoría lo deja pasar hasta que es tarde. Este caso demuestra que prevenir cuesta poco y puede evitar mucho. Tener uno puede salvar tu casa, o incluso tu vida.
El sistema de extinción automática de la campana extractora no funcionó como debía. Este tipo de tecnología está pensada para actuar sin que nadie intervenga, pero si falla, todo recae en quien esté presente. La diferencia entre que todo se quede en un susto o se vuelva un desastre depende de segundos. Y no todos tienen esa suerte.
Este incidente vuelve a dejar en evidencia que muchas cocinas aún no cumplen con la normativa de seguridad. Hay leyes, sí, pero se aplican poco. Todo el mundo cree que “eso no le va a pasar”... hasta que pasa. Y entonces es tarde para buscar culpables. Hacen falta más controles, más información, y menos excusas.