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Él día 21 de marzo comienza la primavera y se celebra el DÍA DEL ÁRBOL. Nuestra profesora Dª Ascensión Gómez Simal propone y coordina una bonita actividad para celebrar ese día: "Hacer un bosque"Para ello invitamos a todos los miembros de la comunidad educativa, alumnos, profesores, personal no docente, padres, madres, abuelos y abuelas a que hagáis un dibujo o una fotografía de un árbol (el que más os guste, o el tenga un significado especial para vosotros o sea el más viejo del pueblo o esté en un lugar privilegiado o en el que os subíais de pequeños...) y lo pinchéis en un mural que estará en el primer piso del instituto. También podéis pinchar poesías, acertijos, dichos, refranes, proverbios... que tengan que ver con los árboles.Esperamos que os guste la actividad que os proponemos y que entre todos "hagamos" el bosque más bonito, porque estará hecho de sentimientos positivos. Gracias de antemano por vuestra participación. | ![]() |
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Extintores co2 2 kg
Perro rural William no es cualquier perro, es el alma de una finca de ganaderia brava en la Sierra Norte de Sevilla. Nació entre vacas, caballos y encinas, y desde cachorro aprendió a moverse entre reses bravas con la calma de un viejo sabio. No se asusta con los mugidos ni con los relinchos, al contrario, parece que entiende el lenguaje del campo. William no solo acompaña, también guía y protege, tanto a animales como a personas. Es un verdadero compañero de trabajo para los vaqueros y un símbolo vivo de la tradición rural más auténtica.
William nació en una casa rural Sevilla, de esas que están rodeadas de olivos y de caminos de tierra, donde las mañanas huelen a pan recién hecho y el silencio solo lo rompen los cencerros del ganado. Desde cachorro se le notaba el temple, ese carácter tranquilo pero atento que hace falta para convivir con toros bravos. El dueño de la finca, un apasionado de la ganadería, le enseñó a moverse sin molestar, a observar desde la distancia justa y a saber cuándo intervenir. Hoy es parte esencial del equipo que cuida la finca cada día.
La ganadería brava no es un mundo fácil. Exige respeto, paciencia y saber leer el comportamiento animal. William lo hace de forma natural. Cuando el mayoral sale al campo, él va delante, tanteando el terreno. Si hay peligro, se detiene; si todo está tranquilo, sigue. En la finca dicen que es mejor que una cámara de seguridad, porque huele los problemas antes de que lleguen. También cuida a los terneros recién nacidos, manteniendo alejados a depredadores y curiosos. William no es solo mascota, es un trabajador más, parte de un ecosistema que gira alrededor de la tradición y el campo.
A pocos kilómetros de varias casas rurales Sevilla, William se ha convertido en un personaje local. Los turistas que se alojan en los alrededores preguntan por él, quieren sacarse fotos o verlo en acción. Algunos incluso repiten la visita solo para reencontrarse con este perro tan especial. En un entorno donde se respira campo y se vive con calma, William representa lo mejor del vínculo entre el ser humano y los animales. Su presencia es un atractivo más para quienes buscan desconectar y conocer la vida rural real, sin filtros ni edulcorantes. Solo tierra, cielo y mucha historia.
William no ladra mucho. Prefiere el lenguaje del cuerpo: levanta las orejas, baja la cabeza, mueve la cola con precisión quirúrgica. Es un guía silencioso en mitad de encinares y pastizales, donde los caminos no están marcados y los riesgos están siempre presentes. Su inteligencia le permite anticipar movimientos, separar reses si hace falta o calmar a un novillo asustado con su sola presencia. No fue entrenado como un perro policía ni como un sabueso, simplemente aprendió observando, viviendo el día a día. Eso lo hace especial, único en su especie, un perro del campo con alma de leyenda.
En cada jornada de trabajo, William se mueve como si fuera parte del equipo humano. Conoce las rutas, los horarios, los sonidos del campo. Sabe cuándo toca arrear, cuándo hay que dejar espacio y cuándo es momento de proteger. El mayoral confía en él como en ningún otro animal. William ha evitado accidentes, ha ayudado a encerrar toros bravos y ha guiado ganado en días de niebla cerrada. Su historia va más allá de lo anecdótico, es un ejemplo de conexión real con la tierra. Muchos dicen que es como un espíritu protector de la finca, siempre presente.
En la casa donde vive William no se le trata como un simple animal, sino como parte de la familia. Tiene su sitio junto a la chimenea, su cuenco de agua siempre limpio y una manta para los días fríos. Le hablan como si entendiera todo, y la verdad es que muchas veces parece que sí. William es ese tipo de perro que deja huella, que si te lo cruzas una vez no lo olvidas. Es embajador no oficial del campo andaluz, y un motivo más para visitar la zona si te alojas en una buena casa rural Sevilla.