Visita a la Finca Castro Enríquez - interés por el campo - 2018
Escrito por Administrador General, viernes 20 de abril de 2018 , 18:00 hs , en Excursiones 17-18

   La Finca de Castro Enríquez, propiedad de la Diputación de Salamanca, se encuentra situada en el término municipal de Aldehuela de la Bóveda y cuenta con una extensión de más de 530 hectáreas, de las que casi 400 son de encinar, por lo que se puede definir como una dehesa típica de la provincia.

   En la Finca se realizan actividades agrícolas y ganaderas, se desarrollan proyectos de investigación con entidades públicas y privadas y, gracias a su inclusión en el Proyecto I+DEHESA, se ha convertido en un centro de formación y difusión de los aspectos socioeconómicos, medioambientales y de la biodiversidad de la dehesa salmantina, como es el caso del programa Vive la Dehesa, gestionado desde el área de Bienestar Social y dirigido a escolares de la provincia.

  

   Los alumnos de 1º y 2º de ESO del Instituto Tierras de Abadengo realizaron el pasado lunes, día 16 de abril, una visita guiada a la Finca de Castro Enríquez, donde alumnos de FP se especializan en el cuidado y producción Agrícola y Ganadera, dentro de lo que es uno de los territorios más representativos de la Dehesa salmantina y único en este tipo de centros educativos.

   Durante toda la mañana pudieron observar las características naturales (flora y fauna), los trabajos y tareas que desarrollan los alumnos que se preparan en los oficios agrícola-ganaderos.

   También tuvieron oportunidad de pasar momentos de descanso en pleno contacto con la Naturaleza.

   El grupo de alumnos fue acompañado y orientado por los profesores de Ciencias: Ascen, Loli y Marcos, además de los monitores y guías del centro que hicieron que la sesión resultase muy entretenida e instructiva.

 

 
 


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  • Rosaura el sábado 19 de julio de 2025, 01:45 hs

    Seguridad contra incendios en cocinas de restaurantes: más allá de frases huecas, obligaciones reales

    Seguridad contra incendios en cocinas de restaurantes: más allá de frases huecas, obligaciones reales.

     

    Vamos al grano. Hay una plaga silenciosa en el lenguaje cotidiano, una epidemia de expresiones vacías que lo mismo sirven para un discurso político que para una receta de bacalao: “en el mundo de la hostelería”, “en el contexto de la normativa técnica”, y otras lindezas que no dicen nada y ocultan todo. Pero aquí no hablamos de literatura, sino de fuego. Del que quema. Del que destruye. Del que mata.

    Porque no nos engañemos: la cocina de un restaurante no es una metáfora, es una zona de guerra. Y si hay fuego, hay peligro. Y si hay peligro, hay ley. No opinión. No sugerencia. Ley.

    La normativa es clara: no se discute, se cumple

    La legislación española —tan exhaustiva como severa— clasifica las cocinas profesionales como zonas de riesgo alto de incendio, y a partir de ahí todo cambia. No basta con tener el extintor colgado al lado del microondas ni confiar en que el cocinero lo apague “a la antigua”.

    No. Hablamos de sistemas de detección, de supresión automática, de evacuación ordenada. Hablamos de cosas que salvan vidas y evitan ruinas.

    Y aquí, aparece una de las claves de esta historia: normativa contra incendios en restaurantes. Esta no es una frase más de manual, sino el núcleo de toda cocina profesional responsable.

    Equipamiento obligatorio: si tienes cocina, tienes deberes

    Vayamos por partes, como diría el destripador: extintores, sistemas de extinción por gases, campanas con filtros limpios, detectores de humo, botones de emergencia y, por supuesto, señalética clara.

    La ley es tan precisa como inamovible: toda cocina industrial con más de 20kW de potencia debe contar con un sistema automático de extinción en la zona de cocción. Sin eso, estás fuera de juego. No hay asteriscos.

    Además, estos sistemas deben revisarse periódicamente. Las inspecciones no son un capricho: son una exigencia semestral que, de no cumplirse, puede derivar en sanciones que duelen más que el fuego.

    Extintores para pequeños comercios: el arma silenciosa que salva negocios

    Digamos que llegamos a los pequeños locales, esos bares con encanto, panaderías artesanales o pizzerías familiares que son la sangre del barrio.

    También ellos tienen un deber que no admite peros: extintores para pequeños comercios. Porque el fuego no discrimina entre la alta cocina y el menú del día.

    Toda actividad comercial debe disponer de un extintor portátil por cada 15 metros recorridos dentro del local, y este debe ser visible, accesible y señalizado. Lo contrario es jugar a la ruleta rusa con la ley… y con tu patrimonio.

    Campanas extractoras: la trampa mortal más ignorada

    Aquí está el verdadero enemigo silencioso: la grasa. Esa costra negra que se acumula en las campanas, en los conductos, en los filtros... y que espera su oportunidad para arder con furia de dragón.

    La normativa exige mantenimiento constante y limpieza profesional de estos sistemas cada 3 o 6 meses, según el uso. Ignorar esto no solo compromete la seguridad, sino que convierte la instalación en un cañón de fuego en potencia.

    Y recordad: si no hay registro escrito de la limpieza, es como si no se hubiese hecho. Así de claro.

    Planes de evacuación: más allá del papel pegado en la pared

    En un incendio real no hay tiempo para improvisar. Por eso, cada local debe contar con rutas de evacuación claras, bien señalizadas y con iluminación de emergencia.

    Y no, no vale con gritar “¡salid todos!” mientras cunde el pánico. Se necesita un plan. Y ese plan debe estar entrenado y comprendido por el personal.

    En espacios más amplios, también se exige sistemas de alarma manual y planes específicos para personas con movilidad reducida. Porque una emergencia no espera a que entiendas lo que deberías haber hecho.

    Formación del personal: la diferencia entre reacción y tragedia

    El mejor equipo del mundo no sirve de nada si nadie sabe usarlo. Por eso, toda empresa con cocina profesional debe contar con personal formado en prevención de incendios, con cursos actualizados y responsables designados.

    Porque cuando la sartén estalla, la diferencia entre apagar el fuego y salir en los periódicos es cuestión de segundos… y de preparación.

    Seguro e indemnizaciones: la letra pequeña que lo cambia todo

    Aquí viene la bofetada final: si no cumples la normativa, el seguro no paga. Punto.

    No importa si tienes la póliza más cara del mercado. Si los equipos no están homologados, si no has pasado revisiones, si no hay formación documentada… te enfrentas a la ruina.

    Y sí, habrá lágrimas. Pero también responsabilidad penal.



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