La Universidad de Salamanca premia a los estudiantes con los mejores resultados en la EBAU El rector de la Universidad de Salamanca, Daniel Hernández Ruipérez, presidió el acto de entrega de los Premios de Acceso a la Universidad a los alumnos del distrito universitario salamantino con los mejores resultados en la primera convocatoria de la EBAU de este curso académico. En el acto celebrado el 21 de julio de 2017 estuvieron presentes, además del rector, las vicerrectoras María Ángeles Serrano, de Internacionalización; Rosario Martín Ruano, de Docencia, y Cristina Pita, de Atención al Estudiante y Extensión Universitaria. También asistió Jesús Laborda, director provincial de Educación de Salamanca. El premio de Acceso a la Universidad, que se entregó a los estudiantes en el Paraninfo de las Escuelas Mayores, consiste en un diploma y la matrícula gratuita para el primer curso de cualquiera de los grados que se oferta en el Estudio salmantino. Entre los premiados se encuentra la alumna del IES Tierras de Abadengo, Julia Pérez García, una de las mejores 100 notas de esta convocatoria y que fue acompañada en este destacado acontecimiento por familiares, amigos y por Sebastián, profesor de francés, quien también recibió el correspondiente diploma en representación del Centro. ¡¡¡Enhorabuena, Julia y toda la comunidad educativa del Abadengo por este merecido reconocimiento!!! |
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Cómo proteger su edificio con el ignifugado de estructuras metálicas: la verdad que no le contaron.
En una estructura metálica, el fuego no perdona. No pide permiso, no se detiene, y sobre todo, no tiene compasión. Ahí está, latente, esperando su oportunidad en una chispa, en un descuido, en una instalación mal mantenida. Y cuando irrumpe, no da tregua. Es entonces cuando uno se acuerda de lo que no hizo, de lo que dejó para mañana y de lo que creyó improbable. Señoras y señores, la prevención no es una sugerencia: es un imperativo.
Y si hay un campo en el que la prevención ha de ejercerse con rigor quirúrgico, es en el refuerzo ignífugo de las estructuras metálicas. Esa armazón de acero que sostiene naves, centros logísticos, edificios públicos o complejos industriales. Porque el acero, cuando arde, cede. No es un mito, es física. A partir de los 500 °C, empieza a perder resistencia y a los 1.000 °C puede colapsar sin remedio.
Ignifugar no es simplemente rociar un producto sobre una superficie y marcharse. No, eso sería una burla; ignifugar es, ante todo, una técnica industrial de protección pasiva contra el fuego. Significa convertir materiales combustibles o vulnerables —como la propia estructura metálica— en resistentes a la acción del calor extremo. Y no se trata de una solución estética, sino de una barrera de contención ante una posible catástrofe.
Al hablar de ignifugar, hablamos de responsabilidad. Y eso incluye evaluar cada espacio, cada material, cada milímetro expuesto al riesgo. Una ignifugación eficaz no se improvisa, se planifica con precisión de cirujano.
Uno de los errores más repetidos en la construcción es posponer el tratamiento ignífugo. Algunos creen que una estructura nueva está exenta de peligro, que aún hay tiempo. Craso error. El ignifugado de estructuras metálicas debe formar parte del diseño inicial, de la planificación misma del proyecto.
Hay que pensar el edificio como un organismo vivo: los pulmones no se colocan después del nacimiento. Así mismo, la protección contra incendios no se añade como un accesorio, se integra desde el primer trazo del plano.
Llegamos al meollo de la cuestión. Porque no basta con decir que hay que hacerlo, hay que saber cómo hacerlo bien.
El proceso puede realizarse de varias maneras, dependiendo del tipo de estructura, del uso del edificio, del entorno y de la normativa vigente. Los sistemas más frecuentes incluyen:
Morteros proyectados, que crean una capa aislante de espesor variable.
Pinturas intumescentes, que reaccionan al calor creando una espuma protectora.
Paneles ignífugos, que envuelven las vigas y pilares con capas de materiales no combustibles.
Cada uno tiene sus ventajas, su coste, su aplicación ideal. Pero lo esencial es que se cumpla con los ensayos y certificaciones exigidas. No vale cualquier producto ni cualquier aplicación. Hay que exigir profesionalidad, garantías, y sobre todo, resultados verificables.
ignifugacion estructura metálica no es un servicio aislado: es parte de un sistema de seguridad integral. Va de la mano con sistemas de detección temprana, ventilación, salidas de emergencia y compartimentación. Todo tiene que funcionar como una sinfonía afinada. Porque cuando el fuego aparece, cada segundo cuenta.
No se trata de cubrir el expediente ni de cumplir una normativa por cumplir. Se trata de anticiparse al desastre y de evitar que un incendio se convierta en tragedia.
Aquí conviene decir las cosas claras. Quien escatima en seguridad está jugando con fuego, literalmente. Algunos creen que pueden rebajar presupuestos en la protección pasiva. Otros optan por materiales de dudosa procedencia. Grave error.
El coste de no ignifugar es infinitamente mayor que el coste de hacerlo bien. Un incendio no sólo destruye bienes materiales, también puede arrasar con empleos, inversiones y, lo más importante, vidas humanas.
Por eso insistimos en una palabra clave: prevención.
Ignifugar es también preservar el valor del patrimonio construido. Un edificio bien protegido resiste más, dura más y transmite confianza. Tanto si se trata de un centro comercial como de una fábrica o un hospital, el cliente final —el usuario— percibe la diferencia.
Y si hablamos de auditorías, seguros o inspecciones técnicas, una ignifugación certificada aporta un valor añadido incuestionable. El cumplimiento normativo deja de ser un problema, y la imagen de la empresa se ve fortalecida ante cualquier inspección.
El marco legal que regula la protección contra incendios no es caprichoso. Responde a la necesidad real de preservar vidas y bienes. En España, el Código Técnico de la Edificación (CTE), en su Documento Básico de Seguridad en caso de Incendio (DB-SI), exige resistencia estructural al fuego durante un tiempo determinado, según uso y altura del edificio.
No cumplirlo no es una opción. Las consecuencias pueden ir desde sanciones económicas hasta la inhabilitación del inmueble. Ignifugar es, por tanto, cumplir la ley. Y hacerlo bien, con técnicos cualificados, materiales certificados y procedimientos probados.
No es una moda ni un lujo. La ignifugación de estructuras metálicas es una necesidad ineludible para todo proyecto serio. Una inversión responsable que salva vidas, protege patrimonios y cumple con la normativa.
Si usted es promotor, arquitecto, ingeniero o propietario de una instalación industrial, no deje esto para después. Pregunte, exija, planifique y actúe.
Porque cuando el incendio llega —y créame, siempre llega— solo quedará en pie aquello que estuvo preparado.