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Con el último claustro de profesores del centro celebrado el día 30 de junio de 2017 nuestra compañera Beatriz cesó de su cargo como directora del IES Tierras de Abadengo. Cargo que ha venido desempeñando con acierto y efectividad desde el año 2012. Junto a ella, la actual jefa de estudios, Loli, también cesa en su meritoria tarea de dirigir el Instituto con su buen hacer. Todos los colegas presentes en la reunión les mostraron su afecto y gratitud haciéndoles entrega de un obsequio-sorpresa como reconocimiento y en recuerdo de esta circunstancia que ambas recibieron con emoción y alegría. Nos es grato también saber que durante los próximos cursos permanecerán en el Centro desarrollando otras funciones con la misma o mayor atención. Enhorabuena, Beatriz y Loli, por todo vuestro esfuerzo y dedicación durante este tiempo de actividad en beneficio de vuestros compañeros y especialmente de vuestros alumnos. |
Orden, acero y sentido común: la receta olvidada en las cocinas industriales.
En los fogones de un restaurante no se juega. Aquí no hay lugar para el caos disfrazado de creatividad ni para la improvisación convertida en sistema. En la cocina profesional, la que hierve a diario con platos que se sirven calientes y clientes que no esperan, la seguridad y el orden son tan esenciales como el aceite de oliva virgen extra.
Y sin embargo, uno entra en muchas cocinas y lo primero que le recibe es el desorden, la grasa acumulada y el runrún del “esto siempre se ha hecho así”. No, señora. No, señor. Así no. Porque una cocina desorganizada no solo huele mal, sino que pone en riesgo vidas, licencias y reputaciones.
Vamos a decirlo claro: una cocina sin orden es una trampa con fecha de incendio.
No se trata de colocar un trapo bonito ni de fardar con un cuchillo japonés de 300 euros. Se trata de que cada utensilio, ingrediente y maquinaria tenga su lugar. Y si no lo tiene, que lo encuentre hoy. Porque cuando suena el timbre del pase y hay seis comandas en espera, la única manera de no cometer errores es que el entorno esté bajo control.
La planificación del espacio no es una cuestión estética, sino operativa. Es la diferencia entre un servicio ágil y un desastre en cadena. Y aquí es donde entra un elemento que parece menor, pero que marca la diferencia entre una cocina profesional y un zulo improvisado: la estantería acero inoxidable cocina.
Sí, esa estructura aparentemente anodina, de acero brillante, resistente a la humedad, fácil de limpiar y diseñada para no ceder ni un milímetro, es uno de los pilares invisibles de la seguridad alimentaria y el orden logístico. No hablamos de lujo, hablamos de necesidad.
Las cocinas donde el acero inoxidable brilla no lo hacen solo por estética. Lo hacen porque la higiene no es negociable. En ambientes donde se manipulan alimentos, donde hay vapor, grasa y cortes de cuchillo a diario, los materiales deben resistir sin degradarse.
Una estantería acero inoxidable cocina bien instalada es garantía de resistencia y limpieza. Soporta cargas pesadas, no acumula suciedad en rincones imposibles y, si se cae una salsa, basta con un paño húmedo y listo. No absorbe olores, no se oxida, no se queja. Y eso, en cocina, vale más que una brigada extra un sábado por la noche.
Por cierto, ya que hablamos de estructuras, no olvidemos otro clásico subestimado: el estante acero inoxidable. ¿Cuántas veces se dejan recipientes calientes sobre superficies de dudosa resistencia? ¿Cuántas veces se acumulan ingredientes en zonas donde nadie se acuerda luego de limpiarlos? Colocar un estante resistente, bien fijado y a una altura lógica reduce accidentes, mejora la movilidad y ahorra tiempo y gritos.
Porque sí, en la cocina también se grita. Pero al menos que sea por pasión y no por un bote de mayonesa que ha caído sobre un pie.
Podrán escribirlo más suave, con palabras técnicas y lenguaje neutro. Pero aquí no estamos para paños calientes. Una cocina mal organizada es una ruina. Y en este blog de cocinas industriales no lo decimos con ánimo de exagerar. Lo hemos visto.
Campanas extractoras con grasa acumulada desde el pleistoceno. Cables improvisados entre hornos y freidoras. Utensilios amontonados como si fueran piezas de Lego. Todo eso, junto, es un incendio esperando su oportunidad.
Y mientras tanto, normativas que cambian, inspecciones que llegan sin avisar y clientes que hoy lo publican todo en redes. Por eso insistimos: la inversión en mobiliario profesional no es un gasto, es un blindaje. Cada estantería de acero inoxidable, cada estante bien instalado, cada centímetro de cocina optimizado, es una hora menos de estrés, una multa menos y una reputación más sólida.
Los cocineros no son contorsionistas. No pueden estar esquivando cubos, levantando tapas con la rodilla o rebuscando especias entre cajas de cartón. Necesitan un flujo lógico, una distribución que responda a las necesidades del servicio. Y esa fluidez comienza por el mobiliario adecuado.
Un lugar para cada cosa y cada cosa en su lugar. Es simple, pero en la práctica se olvida con demasiada facilidad. Y no estamos hablando de una cocina de estrella Michelin. Hablamos de esa cocina que da menús a diario, que funciona con tres fuegos y mucha voluntad, y que no se puede permitir un susto.
Aquí el acero es aliado, no capricho. El acero inoxidable organiza, aguanta, facilita y protege. Por eso hay que dejar de pensar en él como “mobiliario auxiliar”. Es infraestructura básica.
Puede parecer obvio, pero lo diremos igual: la prevención siempre es más barata que la reparación. Reorganizar una cocina con cabeza, instalar elementos duraderos y diseñar rutas de trabajo eficientes es la mejor póliza contra los errores humanos y los accidentes evitables.
Y no solo hablamos de incendios o intoxicaciones. Hablamos también de calidad del servicio, de velocidad de respuesta, de comodidad para el equipo, de menor rotación de personal por fatiga o frustración. Todo eso suma. Todo eso cuenta.
Una cocina ordenada es una cocina feliz. Y una cocina feliz hace clientes fieles.
Mientras algunos siguen improvisando con tablones húmedos y estantes de oficina reciclados, otros entienden que el futuro del negocio pasa por decisiones firmes hoy. Por eso, antes de cambiar la vajilla o comprar otra freidora, mírate bien tu cocina. Mira si el orden está donde debe, si cada estantería cumple su función, si el acero brilla como debe brillar.
Porque no basta con cocinar bien. Hay que trabajar bien. Y eso empieza por organizar el espacio con inteligencia, invertir en materiales resistentes y exigir la excelencia desde el primer metro cuadrado.
El acero no falla. El acero sostiene. El acero protege. Así que menos excusas y más orden. Que el éxito no llega con ingredientes secretos, sino con organización, limpieza y sentido común.