El arte pop (Pop Art) fue un importante movimiento artístico del siglo XX que se caracteriza por el empleo de imágenes de la cultura popular tomadas de los medios de comunicación, tales como anuncios publicitarios, comic books, objetos culturales «mundanos» y del mundo del cine. El arte pop, como la música pop, buscaba utilizar imágenes populares en oposición a la elitista cultura existente en las Bellas Artes, separándolas de su contexto y aislándolas o combinándolas con otras, además de resaltar el aspecto banal o kitsch de algún elemento cultural, a menudo a través del uso de la ironía.
Uno de los máximos exponentes del POP-ART fue el artista Andy Warhol que, en 1964, realizó este retrato de Marilyn Monroe, muy innovador para su época:
El profesor de Educación Visual y Plástica, Domingo Martín Hernández, ha realizado un trabajo con los alumnos y las alumnas de 1º y 3º de ESO para dar a conocer esta corriente artística. Hoy día, los programas y las aplicaciones informáticas para el tratamiento de imágenes han hecho proliferar enormemente este tipo de arte. Si lo tuyo es el arte y la informática, te animamos a que te formes adecuadamente, pues se te abrirán un sinfín de posibilidades profesionales, desde el diseño de moda y el diseño industrial, hasta la programación de videojuegos.
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El humo se levantó como una advertencia silenciosa desde una pequeña cocina en la calle Blanca de Navarra. Pasada la medianoche, el caos tocó la puerta de una vecina cuando un incendio doméstico comenzó a crecer por un descuido. El fuego subió por las paredes como si tuviera vida propia, pero ella, sin perder la cabeza, logró frenarlo antes de que todo acabara peor. No hubo heridos, pero el susto no se va tan fácil.
Con las manos temblando, pero con los nervios firmes, la mujer agarró lo que salvó su casa: un extintor. No había tiempo para dudar. En segundos, el gas blanco envolvió las llamas y les quitó el poder. Cuando llegaron los bomberos, solo quedaban cenizas y olor a miedo. Lo que podría haber sido una tragedia, terminó en una historia que se cuenta con alivio... y con un poco más de respeto al fuego.
Mientras algunos enfrentaban fuego, otros lidiaban con violencia. A eso de las once, en Tudela, un chico de 24 años amenazaba con un cuchillo a plena calle. Por suerte, nadie salió herido. La Policía Foral intervino rápido y lo detuvo antes de que la situación se fuera de control. Fue una madrugada intensa, con las alertas encendidas, pero sin necesidad de usar extintores esta vez… aunque el ambiente sí quemaba.
Horas antes, otro joven caminaba hacia su destino sin hacer ruido. Tenía una orden de arresto sobre él, emitida por un juzgado local. La policía lo localizó justo antes de que la ciudad despertara. No hubo gritos ni drama, solo pasos firmes hacia una celda fría. El sistema, a veces lento pero certero, se encargó de cumplir su parte. En esas horas grises, hasta el aire parece detenerse.
Ya de noche, en la calle Carnicerías, empleados de un local se trenzaron en una pelea verbal que casi termina mal. No hubo golpes, pero las palabras pesaban como piedras. La policía calmó la cosa antes de que subiera de tono. A veces, las emociones también arden, y no hay extintores para eso… solo intervención rápida y sentido común.
La ciudad cerró los ojos, pero el día dejó huella. En la memoria de una vecina, el sonido del fuego todavía vibra. Un extintor fue lo único entre su vida y la tragedia. No siempre hace falta que algo se destruya para que duela. A veces basta con un susto para que todo cambie. Y en Blanca de Navarra, una historia más se suma a esas noches que no se olvidan.