CANGURO MATEMÁTICO
Escrito por Administrador General, miércoles 9 de abril de 2014 , 04:07 hs , en Concursos 14
El pasado 20 de marzo se celebró el concurso del CANGURO MATEMÁTICO. Como es habitual, el IES Tierras de Abadengo volvió a responder de forma óptima a esta convocatoria y muchos alumnos y alumnas participaron en estas pruebas. Desde estas líneas, un año más, queremos reconocer y agradecer vuestra actitud.

1º ESO

BARBA RODRÍGUEZ, MARÍA

FRANCHO RODRÍGUEZ, MICHAEL

MARTÍN CORRAL, JESÚS

MARTÍN RODRÍGUEZ, CRISTIAN

MORO SÁNCHEZ, ADRIÁN

PINTADO FLORES, LARA

SIERRA AMADOR, MARÍA

2º ESO

BLANCO VICENTE, JAVIER

FREGENEDA GARCÍA, ISABEL

NUÑEZ CARDOSO, ADRIÁN

PRIETO MARTÍN, NATALIA

SÁNCHEZ  MAYORDOMO, ENRIQUE

SANTIAGO FERNÁNDEZ, ADRIÁN

3º ESO

AGUDO ESTÉVEZ, NATALIA

GARCÍA HERRERO, JUAN ÁNGEL

GÓMEZ GAJATE, ANDREA

HERRERO GONZÁLEZ, SERGIO

MARTÍN AMADOR, GONZALO

MONTES GARCÍA, ALICIA

PÉREZ GARCÍA, JULIA

PÉREZ PÉREZ, BEATRIZ

SÁNCHEZ SANTOS, ANA Mª

SANTANO RODRÍGUEZ, ALBA

SECO GÓMEZ, MÓNICA

 

 

 

 

4º ESO 

ASÍN GARCÍA, YOLANDA

AYUSO SÁNCHEZ, MARTA

BARAJAS BENITO, CÉSAR

BENITO FRANCIA, Fº JAVIER

BORREGO SÁNCHEZ, IRENE

FLORES MARCOS, JOSE MANUEL

FRANCHO RODRÍGUEZ, MICHELLE

FREGENEDA REDERO, VERÓNICA

VILLORÍA LÓPEZ, JESÚS MARÍA

 

1º BACHILLERATO

ALONSO CHICO, DIEGO

BENITO REBOLLO, PATRICIA

BLANCO HERRERO, CARLOS

CABEZAS CABRERO, ÁNGEL

CHICO  BRIONES, LETICIA

ESTÉVEZ HERNÁNDEZ, JUDIT

HERNÁNDEZ MARTÍN, ÁNGEL

HERNÁNDEZ RÍOS, EDUARDO

MANSO CORREDERA, ERIC

SÁNCHEZ  CORRAL, ÁLVARO

TEODORO SILVA, JOANA LARA

 

2º BACHILLERATO

FRUTOS HERNÁNDEZ, J. CARLOS

RODRÍGUEZ BENITO, TERESA

SÁNCHEZ SANTOS, ÁLVARO

VICENTE AMADOR, LAURA

     


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Comentarios
  • Karina el miércoles 9 de julio de 2025, 22:53 hs

    Fuego eléctrico: una amenaza invisible que exige actuar con cabeza fría

    Fuego eléctrico: una amenaza invisible que exige actuar con cabeza fría.

     

    El enemigo que no se ve, pero que mata: los fuegos de Clase C

    Los fuegos no solo iluminan la oscuridad, también la siembran si no se les entiende. Y entre todos los que pueden desatarse, los de Clase C son quizá los más traicioneros: silenciosos, técnicos, letales. No rugen al inicio, apenas chasquean, susurran entre cables y transformadores hasta que todo arde. Y cuando uno se da cuenta, el desastre ya ha puesto pie en casa o empresa.

    Los fuegos de Clase C no son como los otros. No nacen de una sartén olvidada o de un cigarrillo traidor, sino de esa energía invisible y siempre presente: la electricidad. Y con ella no se juega. Porque un descuido no solo prende fuego; electrocuta. Y eso no es metáfora. Aquí no cabe la valentía torpe ni el arrojo de héroe de serie mala. Aquí hay que saber, y saber bien.

    ¿Qué distingue a los fuegos de Clase C?

    El fuego es fuego, claro, pero no todo fuego se apaga igual. Los incendios de Clase C son aquellos que implican equipos eléctricos energizados. ¿Qué significa esto? Que los cables, transformadores, motores y enchufes no solo están ardiendo, sino que siguen activos con corriente. Tocar, acercarse, rociar agua... todo eso equivale a firmar el propio epitafio.

    Los síntomas de que estás ante uno de estos fuegos no son difíciles de identificar si uno tiene los ojos y la nariz bien entrenados:

    • Chispas o explosiones repentinas antes del incendio.

    • Humo gris azulado, distinto al típico negro de materiales plásticos.

    • Olor acre a plástico fundido o quemado.

    • Clics eléctricos, como si algo enloquecido chispeara sin fin.

    Y ante esas señales, lo primero no es actuar... es no hacerlo sin pensar.

    Usar un extintor sin saber es como manejar con los ojos vendados

    Aquí entra el protagonista: el extintor. Pero no cualquiera. No vale el de espuma ni el de agua. En el punto en que el fuego ha prendido en un cuadro eléctrico o un ordenador, el único extintor válido es aquel que no conduce electricidad.

    Los más eficaces son:

    • Extintores de CO₂ (dióxido de carbono): no dejan residuo, no mojan, no dañan equipos electrónicos. Pero eso sí, usados en lugares cerrados pueden reducir el oxígeno a niveles peligrosos.

    • Extintores de polvo químico seco (tipo ABC): el todoterreno. También sirven para fuegos de Clase A y B, pero su ventaja aquí es que neutralizan el fuego sin transportar electricidad.

    Ojo con esto: usar el extintor correcto puede ser la diferencia entre controlar el incendio o provocar una electrocución. Tan claro como eso.

    Fuegos de clase C: esto debes saber 

    ¿Cómo son los fuegos de la clase C? Este tipo de fuego tiene apellido técnico, sí, pero consecuencias humanas. Las causas son tantas como irresponsabilidades comunes: enchufes sobrecargados, cables roídos por el tiempo, instalaciones eléctricas mal diseñadas o improvisadas. Todo eso suma. Todo eso arde.

    Y cuando arde, no vale salir corriendo con un balde de agua. El agua conduce electricidad. Esa vieja lección de física que tantos olvidan. Rociar agua en un incendio de este tipo no solo es inútil, es mortal. La corriente te busca, viaja por el agua y te alcanza.

    Por eso el primer paso no es apagar, sino cortar. Cortar la electricidad desde el cuadro general. Solo entonces, el fuego deja de ser Clase C para convertirse —quizá— en un fuego de Clase A (materiales sólidos) o B (líquidos inflamables). Pero mientras haya corriente, el riesgo permanece.

    ¿Qué hacer cuando el enemigo se llama fuego clase C?

    Primero: desconectar. Bajar palancas, cortar corriente, desenchufar. Eso, si el acceso es seguro. Si hay chispazos o el fuego bloquea el acceso, hay que esperar a profesionales.

    Segundo: aplicar el extintor correcto. El extintor CO₂ es la joya en ambientes con tecnología: no ensucia, no daña. Pero si no se tiene, el polvo químico también cumple. Jamás espuma, jamás agua.

    Tercero: evacuar si no se tiene formación. Porque si uno no sabe lo que hace, estorba o se convierte en víctima. No hay más.

    Prevención: esa palabra olvidada hasta que ya es tarde

    Y aquí está el meollo del asunto. La gran mayoría de los fuegos eléctricos no deberían ocurrir. Pero ocurren. Porque no revisamos, no invertimos en mantenimiento, no capacitamos a nuestra gente.

    Medidas básicas de prevención:

    • Revisar periódicamente el estado del cableado.

    • No enchufar múltiples electrodomésticos en una sola toma.

    • Usar protectores de sobretensión.

    • Etiquetar y señalizar zonas con alto voltaje.

    • Sustituir cables viejos o con daños visibles.

    Y, por supuesto, formar al personal. Saber cómo actuar, cuándo intervenir y cuándo no. Simulacros, charlas, talleres. Todo eso que parece “pérdida de tiempo”... hasta que el reloj se detiene por humo y llamas.

    Extintor: no es solo un cilindro rojo colgado en la pared

    Ese cilindro que todos ignoran en la oficina o el pasillo es una herramienta de vida o muerte. Pero para que cumpla su función, hay que saber dónde está, cómo se usa y si está en condiciones. El mantenimiento del extintor es tan vital como el de un desfibrilador o un botiquín.

    ¿Cada cuánto revisar un extintor? Cada año como mínimo. Más, si el entorno es agresivo o de uso intensivo.

    Y no vale cualquier modelo. Para fuego clase C, el extintor tiene que decirlo bien claro. No sirve el genérico. Hay que saber leerlo, conocerlo, casi tenerle cariño.

    El fuego eléctrico no avisa, pero deja señales

    Lo que no se ve, mata. Esa es la enseñanza que dejan los fuegos de Clase C. No hay lugar para improvisaciones ni para héroes sin formación. Solo preparación, técnica y sangre fría.

    La electricidad da vida, pero también la puede quitar si no se respeta. Y cuando se combina con el fuego, el resultado es devastador. Lo importante no es apagar el fuego cuando surge, sino evitar que surja.

    Revisar, prevenir, formar. Y tener siempre a mano el extintor correcto, no uno cualquiera. Porque la diferencia entre tragedia y anécdota puede depender de un solo chasquido eléctrico.



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