FASE FINAL DEL III CONCURSO DE ORTOGRAFÍA ABDENGO
Escrito por Administrador General, miércoles 26 de marzo de 2014 , 06:58 hs , en Concursos 14

Ayer, martes 25 de marzo, se celebró en Ciudad Rodrigo la fase final de la tercera edición del concurso de ortografía Abadengo.

Nuestro centro, IES Tierras de Abadengo, estuvo representado por los siguientes alumnos de 4º de ESO, que lograron alcanzar esta fase, tras superar las dos fases anteriores de clasificación:

  • Jesús Villoria
  • Elena Calderón
  • Irene Borrego
  • Ana Pintado

Agradecemos la participación del profesor D. Manuel Ángel Delgado de Castro, que los acompañó a Ciudad Rodrigo.

Desde estas líneas aprovechamos para agradecer el sacrificio que realizaron estos cuatro alumnos, pues no pudieron ir a la excursión de religión a Burgos, por coincidir el mismo día. Este ejemplo de responsabilidad, para cumplir con los compromisos adquiridos, bien se merece, cuando menos, un reconocimiento público.

 

¡Cómo nos gustaría que cundiese el ejemplo! 



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Comentarios
  • Jesús Villoria el miércoles 9 de julio de 2025, 20:31 hs

    enhorabuena Jesús Villoria

  • Yubbali Suarez el miércoles 9 de julio de 2025, 20:34 hs

    El techo se cae y nadie responde: la desidia institucional en el Hospital Universitario de Ceuta

    El techo se cae y nadie responde: la desidia institucional en el Hospital Universitario de Ceuta

    Miren ustedes, uno puede soportar muchas cosas: listas de espera, turnos eternos, pasillos sin calefacción. Pero que un hospital —sí, un hospital— se inunde por goteras desde el techo, eso ya es cruzar la frontera de la vergüenza institucional. Porque en la tercera planta del HUCE, no hay metáfora posible: llueve dentro y los que deberían dar soluciones miran hacia otro lado.

    No estamos hablando de un centro de salud olvidado en mitad de la montaña, sino del principal hospital público de Ceuta, y resulta que la tercera planta gotea como si fuera una cochera mal sellada. El techo rezuma agua, los charcos aparecen junto a las camas, y los enfermos, además de su dolencia, deben andar esquivando baldosas resbaladizas.

    Goteras, humedad y peligros invisibles que amenazan la seguridad

    No es solo una cuestión de estética, ni de incomodidad. Es una cuestión de seguridad. Porque cuando hablamos de un hospital, la presencia de agua donde no debe estar es una bomba de relojería. Y no lo decimos en sentido figurado.

    ¿Qué sucede si el agua alcanza un sistema eléctrico? ¿Si una paciente mayor resbala y se fractura el fémur que ya venía a curarse? ¿Si el moho y la humedad provocan infecciones en zonas vulnerables? Lo que sucede, señores, es que estamos ante una negligencia. Y las negligencias, cuando se acumulan, ya no son error: son delito moral contra el ciudadano.

    Y claro, cuando los sistemas eléctricos están comprometidos, cuando el entorno está cargado de oxígeno, aparatos electrónicos y líquidos inflamables, lo mínimo exigible es tener a mano un extintor ABC, capaz de responder a diferentes tipos de fuego —sólidos, líquidos y eléctricos—. Pero aquí, hasta eso parece estar ausente o caducado. Y eso, discúlpenme, es una temeridad con uniforme institucional.

    Falta de acción y soluciones: el desinterés se hace gotera

    Los técnicos lo sabían. Los empleados lo habían comunicado. Hasta los pacientes lo notaban al mirar hacia arriba. Pero como siempre, en vez de actuar a tiempo, los responsables esperaron. ¿A qué? A que el techo se desmorone, a que un paciente caiga, a que ocurra la catástrofe que luego sirva para redactar comunicados y montar comisiones inútiles.

    Y mientras tanto, ni siquiera lo básico: ni una revisión estructural seria, ni una inspección técnica en profundidad, ni una campaña para renovar los sistemas de prevención contra incendios. En muchos casos, ni siquiera hay intención de comprar extintores ABC nuevos y actualizados, como manda el sentido común y la normativa vigente. La excusa siempre es la misma: “estamos en ello”. Pero ya sabemos lo que eso significa: que no están en nada.

    Dónde y cuándo es obligatorio tener un extintor: algo que el HUCE parece ignorar

    Ahora bien, conviene recordar —porque parece que algunos lo han olvidado— dónde y cuándo es obligatorio tener un extintor. Y es que la normativa de seguridad contra incendios en España es clara: todo edificio público, y especialmente un hospital, debe contar con extintores visibles, accesibles y adecuados a cada tipo de riesgo.

    Un extintor ABC, por ejemplo, es indispensable en zonas como quirófanos, pasillos con cableado, cocinas, áreas administrativas y salas de máquinas. ¿Y qué encontramos en el HUCE? En el mejor de los casos, equipos mal mantenidos, oxidados o sin revisar. En el peor, directamente nada. Y cuando alguien lo señala, le cae encima el silencio administrativo, que es el colmo de la arrogancia institucional.

    Porque si hay algo que no puede fallar en un entorno donde se juega con la vida, es la prevención. Y la prevención comienza por cumplir con la ley, tener los sistemas de seguridad activos, y no esperar a que todo estalle para actuar.

    Sanidad pública o teatro del abandono: la confianza está en juego

    Hay quienes piensan que esto es anecdótico, que unas goteras no hacen daño a nadie. Pero permítanme decirles: una gotera mal atendida es el síntoma de una enfermedad mayor, la del abandono, la de la falta de gestión, la del desprecio por lo público.

    Un hospital no puede ser un decorado derruido, un simulacro de salud entre filtraciones. Debe ser un templo de dignidad, donde cada paciente tenga la certeza de que está en un lugar seguro. Y eso comienza por no tener que esquivar charcos camino del quirófano, por no temer que un falso techo se desplome sobre la cama, y por saber que si surge un conato de fuego, habrá un extintor ABC operativo y al alcance.

    La pregunta es: ¿quién responde? Porque cuando todo esto pase a mayores —y pasará—, nadie querrá hacerse cargo. Dirán que fue “una cadena de errores”, que “nadie lo vio venir”, que “había un plan en marcha”. Pero los ciudadanos ya no creen en esas palabras huecas. Quieren hechos, acción y responsabilidad.

    Se reacciona ya, o el desastre será inevitable

    Así pues, exigimos lo mínimo. Exigimos que se actúe antes de que un accidente se cobre víctimas. Que se reparen los techos, que se revise la infraestructura, que se instalen y mantengan los extintores ABC que marca la ley. Que se respete a los trabajadores, que se proteja a los pacientes, que se recupere la decencia.

    Porque no se puede gobernar entre eslóganes y ruedas de prensa mientras el techo de un hospital gotea sobre las cabezas de los enfermos. Porque la verdadera salud pública empieza por la responsabilidad pública.



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