ISABEL FREGENEDA GARCÍA, alumna de 1º de ESO, del IES Tierras de Abadengo, también participó con un bonito texto en el I Concurso Literario Contra la Violencia de Género. Se trata de una carta a un maltratador en el que una hija reprocha a su propio padre el comportamiento que acabó destrozando su familia. Seguro que os gustará. |
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¿Por qué a ella?
Tú, mamá y yo. Siempre había sido así. Siempre sonriendo y fantaseando sobre nuestro futuro, sobre a qué sitios podíamos viajar o qué libros podíamos leer. ¿Por qué todo cambió?
Primero empezaron los gritos y los enfados que cada vez eran más abundantes y constantes, pero yo creía que después de la tormenta llegaría la calma pero no, no era así, la cosa cada vez iba a más, mamá lo intentaba ocultar pero los insultos, los rechazos, los golpes cada vez eran más dolorosos.
Tú me quitaste mi inocencia, mi infancia, mis ganas de jugar o reír, ni la música ni los libros eran ya un buen sitio para refugiarme como tantas veces había hecho antes, tú me quitaste a ella.
Puedes disculparte, justificarte y decir que no era tú intención, pero ya es tarde. No solo dejaste a una niña sin madre, también dejaste sin hermana, sin hija, sin amiga a muchas personas.
No mereces que te escriba, ni siquiera que recuerde esos días tan dolorosos para mí, pero quería una respuesta. ¿Por qué a ella? ¿Por qué a nosotras? ¿Por qué tu?
Ese día no solo perdí a una madre, también perdí a un padre. Perdí una familia, a unos amigos, a unos consejeros. Perdí todo por lo que habíamos luchado y a lo que más quería.
Después de tantos años, aun me sigo acordando de todas las noches en vela y del sufrimiento que pasamos, ahora los buenos momentos junto a ella se me amontonan y desearía haber tenido muchos más. Cierro los ojos e intento pensar en positivo para no vivir en ese pasado que tanto mal me hice.
Mover una mesa de acero inoxidable no es tan simple como parece. Estos muebles son pesados, delicados frente a rayones y costosos, así que hay que tener mucho cuidado. Lo primero que se recomienda es envolver bien la mesa con mantas gruesas o cobijas viejas, cubriendo cada esquina y superficie. Esto evitará cualquier daño al chocar contra paredes o marcos de puertas. A mitad de este proceso, hay que verificar que mesa acero inoxidable no esté mal posicionada o desequilibrada. Si se mueve sin fijarse en eso, se puede dañar seriamente.
Antes de pensar en cargar, hay que preparar todo el entorno. Retira obstáculos, abre puertas y asegúrate de tener una ruta clara. Si el lugar es estrecho, mide bien el espacio para saber si la mesa pasará sin problema. Lo ideal es contar con mínimo dos personas para levantarla con cuidado. Cuando estés por la mitad del traslado, verifica que ninguna de las mesas acero inoxidable toque esquinas o marcos directamente. Así evitas marcas, golpes o que se raye en partes visibles, algo que después es difícil disimular.
Nunca intentes moverla solo a pulso, porque te puedes lastimar o dañar el mueble. Lo mejor es usar una carretilla, correas o un carrito rodante. Asegúrate de que la mesa esté bien sujeta y equilibrada al cargarla. Ya cuando vayas por la mitad del trayecto, ten en cuenta si la mesa de acero inoxidable va estable y sin tambalear. A veces un pequeño movimiento puede hacer que se golpee o se deslice. Esos detalles marcan la diferencia entre un traslado profesional y un desastre casero.
Las patas y las esquinas son las zonas que más sufren cuando se transporta una mesa. Ahí es donde suelen aparecer abolladuras o rayones. Lo mejor es cubrirlas con goma espuma, cartón grueso o incluso pedazos de alfombra vieja. Cuando ya vas por la mitad del transporte, verifica si las patas de la mesas acero inoxidable siguen bien cubiertas o si algo se ha soltado. Más vale perder un minuto revisando eso que lamentarlo después con una marca permanente.
No arrastres nunca una mesa de acero sobre el piso, menos si es madera o cerámica. Se puede dañar tanto la mesa como el suelo. Usa alfombras deslizantes o bases con ruedas si es posible. A la mitad del recorrido, asegúrate de que la mesa acero inoxidable no esté dejando marcas o rayones en el suelo. También cuida no pasar sobre alfombras muy gruesas que puedan hacerla voltear. Todo movimiento debe ser suave y controlado, sin giros bruscos ni tirones.
Si la vas a llevar en auto, camioneta o furgoneta, lo ideal es fijarla bien con sogas, cuerdas o correas de carga. Nunca pongas cosas pesadas encima. Busca que esté totalmente nivelada y protegida con cobijas. Durante el trayecto, revisa a mitad de camino que la mesas acero inoxidable no se haya movido. Un frenazo o curva fuerte puede hacer que se golpee y arruine el acabado. Mejor detenerte dos veces y revisar que llegar con una mesa hecha trizas.
Cuando llegues al nuevo lugar, no te confíes. El último tramo es donde más accidentes ocurren por el apuro. Desempaca la mesa con calma y revisa cada zona antes de colocarla en su sitio. Justo cuando estés a mitad del proceso de descarga, comprueba que la mesa acero inoxidable no haya sufrido golpes invisibles. A veces los daños no se ven a simple vista, pero después aparecen. Tómatelo con calma y recuerda que más vale prevenir que tener que reparar o reemplazar.