A veces es necesario tragar saliva para decir adiós. Especialmente cuando se tienen un montón de agradecimientos…
Gracias…
Al equipo directivo por dirigir el insti con un único objetivo: calidad educativa.
A los profesores, por hacer de la educación un espacio para construir, por ser ejemplo para todos –chavales y no chavales-, por cada una de vuestras sonrisas y “por favores”; por vuestro cariño y entrega.
A todos los que no sois profes y que hacéis, con un trabajo invisible, que el insti sea como nuestra casa. Gracias por todo lo que habéis compartido conmigo.
A los chavales y chavalas del instituto por vuestra alegría contagiosa, vuestros guiños y frescura; por mostrarnos los motivos para intentar hacer las cosas de la mejor manera posible.
A los padres y vecinos de Lumbrales y de la zona, a todos los niños y niñas, por acogernos a toda la familia y hacernos sentir uno más, por rodearnos de cariño y confianza.
Al cole y a sus profes por ser ciertamente el mejor cole al que pude haber llevado a mis hijos y por demostrar que la comunidad educativa es posible.
Gracias al IES Tierras de Abadengo, a todos los que formáis o habéis formado parte de este instituto: por las oportunidades, por las razones para sonreir, por tener siempre algo que enseñar, por dotarlo de alma…y por no ceder en el empeño de recordarnos a todos la obligación de mejorar cada día.
ESTOY SEGURA QUE ENTRE TODOS JUNTOS TENDRÉIS LA FUERZA PARA MANTENERLO VIVO.
Me llevo lo mejor de las Arribes que no son sus impresionantes paisajes si no sus gentes.
Alicia.
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Te echaremos mucho de menos, y nos da mucha envidia de los compañeros con los que vas a empezar tu nuevo trabajo por la suerte de tener esa sonrisa acompañandoles toda la mañana, se feliz y no cambies nunca
Una pejiguera que te quiere mucho
En el vasto y fascinante mundo de la ganadería, especialmente la que involucra al imponente toro de lidia, la figura del perro ganadero a menudo pasa desapercibida. Sin embargo, su labor es fundamental y, en ocasiones, de una valentía admirable. No estamos hablando de perros de pastoreo convencionales, sino de aquellos ejemplares que, con su inteligencia, agilidad y un instinto innato, se convierten en aliados imprescindibles para el manejo del ganado bravo. Son los "Williams" de las dehesas, perros anónimos que desempeñan un papel crucial, a menudo enfrentándose a desafíos que pocos animales podrían superar. Este artículo profundiza en la verdadera esencia de estos canes, su entrenamiento, las razas más aptas y el inestimable valor que aportan a la tradición ganadera, especialmente en regiones donde la cría del toro bravo es un pilar fundamental.
La relación entre el hombre y el perro en el ámbito rural es milenaria, un vínculo forjado en la cooperación y la mutua dependencia. En el contexto del ganado bravo, esta relación adquiere una dimensión aún más compleja y respetuosa. El perro ganadero no es un simple acompañante; es un profesional que entiende los movimientos del rebaño, anticipa sus reacciones y actúa como un intermediario entre el vaquero y los animales. Su presencia reduce el estrés en el ganado, facilita las labores de manejo y, lo que es más importante, minimiza los riesgos para los operarios. La tranquilidad y el orden que estos perros aportan son vitales para la salud y el bienestar de los toros y vacas, garantizando un manejo más ético y eficiente de estos magníficos animales.
Imaginen por un momento la serenidad de una dehesa andaluza, el sol acariciando los lomos de los toros bravos y, entre ellos, un perro que se mueve con una confianza admirable. Para aquellos que buscan una experiencia inmersiva en la cultura del toro bravo y la vida rural, alojarse en una auténtica casa rural sevilla puede ser la puerta de entrada a este mundo. Es en estos entornos donde se puede apreciar de cerca la simbiosis entre el hombre, el animal y la naturaleza, y entender el rol vital que cumplen estos canes en la tradición.
La elección de la raza es un factor determinante en la eficacia de un perro ganadero dedicado al bravo. Si bien no existe una raza "oficial" para esta tarea, ciertas características son muy valoradas: la inteligencia, la obediencia, la valentía, una mordida segura y controlada, y una gran resistencia física. Razas como el Pastor Vasco, el Border Collie (adaptado a un trabajo más directo con el ganado), el Boyero de Berna o incluso cruces autóctonos, son a menudo preferidas por su capacidad de trabajo y su temperamento equilibrado. La clave no reside solo en la raza, sino en un entrenamiento específico y una socialización temprana que permitan al perro desarrollar un vínculo de confianza con el ganado y con sus cuidadores. Si estás planeando una escapada para explorar la riqueza de la ganadería, considera las casas rurales sevilla como tu base para descubrir estos fascinantes aspectos de la vida en el campo.
El trabajo con el toro de lidia exige un nivel de respeto y conocimiento profundo que no muchas especies pueden igualar. La ganaderia brava es un arte, una ciencia y una pasión que se transmite de generación en generación. Los perros que asisten en esta labor no son perros de ataque, sino perros de control. Su función principal es guiar, separar o contener al ganado sin agredirlo, utilizando su presencia y, en ocasiones, una mordida de "aviso" en los talones, siempre bajo la supervisión y el mando de su adiestrador. Es un ballet delicado donde la comunicación no verbal y la intuición juegan un papel crucial, demostrando una inteligencia y una capacidad de adaptación extraordinarias por parte de estos animales. El objetivo nunca es dañar, sino mover y manejar con el mínimo estrés para los animales.
El entrenamiento de un "William" de la dehesa comienza desde cachorro. Es un proceso largo y meticuloso que implica paciencia, constancia y una comprensión profunda del comportamiento animal. Se les expone gradualmente al ganado, se les enseña a obedecer órdenes específicas, a respetar el espacio de los toros y a utilizar su inteligencia para anticipar movimientos. La socialización temprana es fundamental para que el perro aprenda a distinguir entre el juego y el trabajo, y a interactuar de manera segura con el ganado. Se busca un perro equilibrado, que no muestre miedo ni agresividad desmedida, sino una firmeza controlada y una gran capacidad de respuesta a las indicaciones de su guía.
Más allá de la asistencia en las labores diarias, el perro ganadero también desempeña un papel protector. En una dehesa, donde el ganado pasta en libertad, pueden surgir amenazas como depredadores o situaciones inesperadas que requieran una intervención rápida. Un perro bien entrenado puede alertar a los vaqueros, e incluso disuadir a intrusos, protegiendo tanto al ganado como a la propiedad. Su presencia es un elemento disuasorio natural y un par de ojos y oídos adicionales en un entorno vasto y a menudo solitario.
Es importante destacar que el perro ganadero que trabaja con ganado bravo no es un perro "salvaje" o "agresivo". Al contrario, son animales con una gran disciplina y un fuerte vínculo con sus cuidadores. Su "bravura", si se le puede llamar así, reside en su valentía para enfrentarse a animales de gran tamaño y poder, no en una agresividad descontrolada. Es una bravura forjada en el coraje, la inteligencia y la lealtad, características que los convierten en verdaderos héroes anónimos del campo. Son animales que entienden su rol y lo ejecutan con una maestría que asombra a quienes tienen la oportunidad de presenciar su trabajo.
La presencia de un perro ganadero en las explotaciones de bravo es también un reflejo de una filosofía de manejo más integral y respetuosa. Permite reducir el uso de maquinaria pesada o métodos más invasivos para mover el ganado, optando por una aproximación más orgánica y sostenible. Contribuyen a mantener el equilibrio natural del ecosistema de la dehesa, un ecosistema donde cada elemento, desde el árbol hasta el más pequeño de los insectos, juega un papel vital. Son guardianes silenciosos de una tradición y de un modo de vida que perdura a través del tiempo.
En la cultura popular, la imagen del perro ganadero suele asociarse más a razas de pastoreo de ovejas o vacas lecheras. Sin embargo, el "William" de la dehesa brava representa una faceta menos conocida, pero igualmente importante, de la relación entre el hombre y el perro en el trabajo. Su historia es la de la adaptación, la inteligencia y el coraje. Son animales que, sin buscar el protagonismo, dejan una huella indeleble en el día a día de las ganaderías, siendo un pilar fundamental para el mantenimiento de una de las tradiciones más arraigadas y apasionantes de España.
En conclusión, el concepto del "perro ganadero bravo" trasciende la mera etiqueta para revelar el invaluable papel de estos canes en el manejo del toro de lidia. No son bravos en el sentido de agresivos, sino en el de valientes, inteligentes y dedicados, capaces de interactuar con respeto y eficacia con animales de una fuerza y temperamento únicos. Su contribución a la eficiencia, seguridad y bienestar en las ganaderías es innegable, demostrando una vez más la profunda conexión y el potencial de cooperación entre humanos y animales. Si esta fascinante faceta del campo bravo ha despertado su interés, le invitamos a explorar más sobre las tradiciones ganaderas y, quizás, a vivir la experiencia de cerca en una de las muchas casas rurales que salpican la geografía andaluza. ¿Le gustaría saber más sobre el entrenamiento específico de estos perros o sobre las ganaderías donde desempeñan su labor?