Cada cual sigue, y así debe ser, su camino, pero aquellos que hacen bien su trabajo y son capaces de mantener relaciones cordiales con el prójimo, dejan a su paso una estela de gratos recuerdos y vivencias.
Este el caso de nuestra gran compañera de trabajo, Mª José. Mientras escribo estas líneas, no sin cierto retraso, ya disfrutan de su compañia y buen hacer en otro Instituto. Estamos seguros de que allí será igualmente reconocida su excelente labor y valía personal. No alegramos por tu dicha, pero no por tu ausencia. Has dejado entre nosotros inolvidables recuerdos.